Taroudant, apodada como “la pequeña Marrakech”, es una joya del sur de Marruecos que, aunque menos conocida, guarda un encanto tradicional que seduce a todos sus visitantes.

Enmarcada por las imponentes montañas del Alto Atlas y rodeada por una muralla impresionante, esta ciudad ofrece una experiencia marroquí auténtica y tranquila, perfecta para explorar en una jornada.
Un paseo por la medina
Uno de los grandes atractivos de Taroudant es su medina, mucho menos turística que la de otras ciudades como Fez o Marrakech.
Aquí, perderse entre callejuelas estrechas, artesanos locales y tiendas tradicionales se convierte en una experiencia inmersiva. La medina de Taroudant está viva, pero sin el bullicio extremo de los grandes núcleos urbanos, lo que permite disfrutar de sus rincones con calma.
Las murallas de Taroudant
Taroudant está rodeada por una de las murallas mejor conservadas de Marruecos. Con unos siete kilómetros de longitud y múltiples puertas monumentales, como Bab el-Kasbah o Bab Taghout, estas murallas de adobe son un emblema de la ciudad.

Un paseo junto a ellas, o incluso en coche de caballos (una actividad típica para los visitantes), permite admirar la solidez de esta fortificación construida en el siglo XVI durante la dinastía saadí.
Los zocos: tradición y color
Taroudant cuenta con dos zocos principales: el Zoco Árabe y el Zoco Bereber. En ambos podrás encontrar una amplia gama de productos locales, desde alfombras tejidas a mano hasta especias, cerámicas, joyas de plata y objetos de cuero. Lo mejor es que los precios suelen ser más bajos y justos que en ciudades más turísticas, y el regateo, aunque presente, no es tan insistente.
El ambiente tranquilo permite conversar con los vendedores, aprender sobre sus productos y adquirir recuerdos únicos del sur de Marruecos.
La plaza Assarag
Esta plaza es el corazón social de Taroudant. Similar a la famosa Jemaa el-Fna de Marrakech, aunque más pequeña y relajada, en la plaza Assarag podrás ver cómo se reúnen locales, músicos, comerciantes y turistas.
Es ideal para sentarse en una terraza con un té de menta y observar la vida pasar. Al caer la tarde, se llena de vida y se convierte en el escenario perfecto para vivir la esencia de la ciudad.
Visitar el mercado de animales
Si tu visita coincide con un domingo, tendrás la oportunidad de ver el mercado semanal de animales. Aunque no es un atractivo turístico al uso, es una ventana auténtica a la vida rural del sur marroquí, donde campesinos y comerciantes se dan cita para comprar y vender ganado.
El palacio Claudio Bravo
A las afueras de Taroudant se encuentra el Palacio Claudio Bravo, una residencia-museo del pintor chileno del mismo nombre, que vivió en la ciudad durante décadas.

La casa es espectacular, decorada con arte, tapices, antigüedades y rodeada de un jardín impresionante con vistas al Alto Atlas.
Conexión con otras rutas
Aunque Taroudant no suele figurar en las rutas más convencionales, es una parada perfecta si estás explorando el sur de Marruecos. Su autenticidad y su ambiente relajado la convierten en una excelente alternativa para quienes desean conocer el país más allá de los circuitos habituales.
Si estás planeando una escapada a Marruecos por primera vez, quizás prefieras comenzar por ciudades como Tánger, Tetuán o Chefchaouen, ideales para una primera toma de contacto con el país. En ese caso, puedes echar un vistazo a la Escapada a Marruecos que ofrece Almanatour, un tour que recorre lo mejor del norte marroquí y que te dejará con ganas de explorar lugares menos conocidos como Taroudant.
¿Cómo llegar a Taroudant?
Taroudant se encuentra a unos 80 km de Agadir, lo que la hace fácilmente accesible desde esta ciudad costera. Puedes llegar en coche de alquiler, autobús o taxi. El trayecto dura aproximadamente 1 hora y 30 minutos.
¿Cuál es la mejor época para visitar Tarudant?
La primavera (de marzo a mayo) y el otoño (de septiembre a noviembre) son las mejores épocas para visitar Taroudant, ya que las temperaturas son más agradables. El verano puede ser muy caluroso, y el invierno, aunque suave, presenta noches frías.