Marruecos es un país cargado de historia, tradición y un legado cultural impresionante. Una de las formas más fascinantes de conocer su pasado es a través de las ciudades imperiales, denominadas así por haber sido capitales de distintos imperios y dinastías que gobernaron el país a lo largo de los siglos. Estas ciudades, testigos de gloriosos reinados y de una arquitectura deslumbrante, representan la esencia del Marruecos más auténtico.
En total, las cuatro ciudades imperiales de Marruecos son Fez, Marrakech, Rabat y Mequinez. Cada una ofrece una experiencia única, entre zocos laberínticos, palacios, madrasas, mezquitas y murallas que nos transportan a otra época.
Fez
Fez es considerada la capital espiritual y cultural del país. Fundada en el siglo VIII, fue sede de varias dinastías y alberga la universidad más antigua del mundo aún en funcionamiento, la Universidad de Al Qarawiyyin.

Su medina, Fez el-Bali, es un auténtico laberinto de calles estrechas declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Aquí se encuentran curtidores, artesanos, y edificios históricos que reflejan la grandeza de una época en la que Fez era un centro intelectual y comercial clave en el mundo islámico.
Marrakech
Conocida como la «Ciudad Roja» por el color de sus murallas y edificaciones, Marrakech fue capital del imperio bajo las dinastías almorávide, almohade y saadí. Esta ciudad es famosa por su mezcla de modernidad y tradición, y por su energía inagotable.
La Plaza Jamaa el Fna, el Palacio de la Bahía, las tumbas saadíes o los jardines de Majorelle son solo algunos de los lugares imperdibles. Además, recorrer los zocos de la medina es una experiencia multisensorial: aromas, colores, sabores y sonidos que solo Marrakech puede ofrecer.

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Rabat
Rabat, la actual capital de Marruecos, es una ciudad elegante y tranquila que combina su legado imperial con una infraestructura moderna. Fue declarada ciudad imperial por los almohades en el siglo XII, y hoy en día alberga instituciones gubernamentales y embajadas.
Entre sus atractivos destacan la Torre Hassan, el Mausoleo de Mohamed V, la Kasbah de los Oudayas y una medina bien conservada. A pesar de ser menos caótica que otras ciudades marroquíes, Rabat mantiene un encanto tradicional que vale la pena explorar.
Mequinez
Aunque menos conocida que las anteriores, Mequinez (Meknes) fue una importante ciudad imperial durante el reinado del sultán Mulay Ismaíl en el siglo XVII, quien la convirtió en una fortaleza monumental.

Entre sus lugares destacados están la puerta Bab Mansour, una de las más imponentes de Marruecos, el Mausoleo de Mulay Ismaíl, la medina y las antiguas caballerizas reales. Mequinez es ideal para quienes buscan una experiencia más auténtica, lejos del turismo masivo.
¿Qué tienen en común estas ciudades?
Las ciudades imperiales marroquíes comparten un elemento fundamental: fueron sedes de poder, centros religiosos, culturales y económicos. Pasear por sus calles es entender siglos de historia, arte islámico, arquitectura andalusí y una mezcla de influencias árabes, bereberes y europeas.
Además, todas cuentan con medinas llenas de vida, declaradas Patrimonio de la Humanidad, donde la vida cotidiana aún se desarrolla como hace siglos.
Conclusión
Visitar las ciudades imperiales de Marruecos es hacer un viaje al corazón del país, donde cada calle, plaza o mercado cuenta una historia. Desde la mística Fez hasta la vibrante Marrakech, pasando por la majestuosa Rabat y la encantadora Mequinez, estas ciudades ofrecen una visión completa del alma marroquí.
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